
«CHUPETE”: un caballo inolvidable.
Coronel veterinario (R) Gregorio Daniel Brejov
Ciberboletiín 131, mayo – junio 2022. Asociación Argentina de Historia de la Veterinaria.
Chupete (1959–1992), fue un equino de raza Orloff que acumuló alrededor de treinta años de servicio, dando todo, a pesar de su torpeza motriz que manifestaba al final de su larga vida activa, debido a su intenso trabajo realizado través de los años como integrante de la Fanfarria Militar “Alto Perú” del Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín” del Ejército Argentino.
De no mediar la intervención de la naturaleza y del hombre, este noble animal hubiera sido víctima de un destino incierto. Pero el caballo de esta historia tenía algo más.
Los hombres de Caballería, acostumbrados al contacto con estos magníficos animales, advirtieron que este compañero protocolario tenía virtudes que lo diferenciaban. La jefatura del regimiento dispuso entonces que “Chupete”, pasara a retiro con el grado de “Suboficial Principal” y que pudiera deambular libremente y a voluntad por el cuartel, haciéndose responsables todos los integrantes de la Unidad de su bienestar, y si el animal en su licencia, elegía otro box para descansar que no le perteneciera, no debía ser molestado.
Cuando mansamente se distendía en los márgenes de la caballeriza y oía a lo lejos, acordes de la fanfarria que se aprestaba a partir hacia un acto, ladeaba las orejas y en forma rauda e intempestiva se dirigía a reunirse con la comitiva, tomando su lugar de timbalero (sin jinete) en la formación, en donde nadie se lo impedía, excepto cuando se lo apartaba y amarraba con un cinto al cuello, antes de traspasar los umbrales de salida del Regimiento, quedándose con las ganas de participar en la gala.
¡Cuántas historias de amistad y respeto fluyeron en torno a este caballo!
En la última etapa de su vida del año 1992, se desplomaba de cinco a seis veces al día, y los soldados solidarios entre varios, lo ayudaban con arneses a incorporarse.
En abril de ese año cayó circunstancialmente en el jardín histórico y sus lánguidos ojos y rodillas vencidas indicaban que ya no iba a levantarse.
La Jefatura con dolor, a poco de conmemorarse el 23 de abril el “Día de la Caballería” y de su Santo Patrono “San Jorge”, ordenó sacrificarlo en ese mismo lugar y allí darle sepultura.
El Suboficial Mayor Oropesa que lo montó todos esos años, fue mudo testigo de esta despedida. Nadie pronunció palabra alguna, solo había nudos en las gargantas. Pero cuando todo parece perdido y nos circunda la tristeza, aparece nuevamente como auxilio, la imagen amiga de “Chupete” en el recuerdo, empujando con su hocico la puerta trasera del Escuadrón Chacabuco, en espera mañanera, que soldados le sirvan su ración diaria de mate cocido y pan en su balde, que comparte como de costumbre, junto a ellos.
La placa de homenaje en el Jardín Histórico dice: “Aquí descansan los restos del caballo “Chupete”, último exponente de la raza Orloff que prestara servicios en esta Unidad durante 30 años ininterrumpidos como timbalero”.