
Enfermedad Respiratoria Bovina: de la clínica al diagnóstico etiológico, un pequeño paso.
Hugues Guyot
Ponencia presentada en el xix Congreso Anembe.
Selecciones Veterinarias, Volumen 28 Nº 15 2020.
Introducción
La Enfermedad Respiratoria Bovina, o ERB (y BRD por sus siglas en inglés), es común en el ganado joven en el primer año de vida, aunque se da principalmente antes de los 6 meses. Se observa un pico de incidencia entre las 2-10 semanas, debido a un descenso de la inmunidad. La ERB se relaciona con la conocida fiebre del transporte, que puede producirse por el estrés sufrido en el mismo. Esta enfermedad puede alcanzar una tasa de mortalidad del 5 al 20% y una tasa de morbilidad de hasta el 100%. La mayoría de las veces, el tratamiento administrado es efectivo. En otros casos, se puede observar una recaída en las 2 semanas siguientes, asociada, o no, con mortalidad.
La ERB provoca pérdidas económicas por los tratamientos (antibióticos), la prevención (vacunación) y la mortalidad. También tiene consecuencias zootécnicas con retraso del crecimiento, circulación de agentes infecciosos y aumento de la sensibilidad a otros patógenos.
El ganado bovino es más susceptible a la ERB por muchas razones. Tienen vías respiratorias superiores estrechas que aumentan la velocidad del aire y permiten una colonización más profunda de las partículas en el tracto respiratorio inferior. También hay una conexión entre los sistemas digestivo y respiratorio en los bovinos. Es habitual la inhalación del gas de los eructos. El tracto respiratorio del ganado es más sensible a las endotoxinas. En caso de acidosis en el rumen, se observa una parálisis del escalador mucociliar. Por último, en caso de absceso en el hígado o de trombosis de la vena cava caudal, puede darse una neumonía metastásica.
La ERB normalmente comienza con un ataque de virus, que puede complicarse con infecciones bacterianas del entorno. Entre las diferentes etiologías virales, las que se encuentran con mayor frecuencia son: el Virus Respiratorio Sincitial Bovino (BRSV, por sus siglas en inglés), Virus de la Parainfluenza (PI-3), Virus HerpesBovino (BHV-1, por sus siglas en inglés o de la IBR) y Virus de la Diarrea Vírica Bovina (BVDV, por sus siglas en inglés, por su efecto inmunodepresor). También pueden presentarse Adenovirus y Coronavirus, BHV-4, Rinovirus, Reovirus y Enterovirus, en una menor medida. Entre las causas bacteriológicas, son frecuentes Mannheimia haemolytica, Pasteurella multocida, Histophilus somni, Trueperella pyogenes y Mycoplasma bovis (dispar). Chlamydophila y Salmonella dublin, a veces, también pueden provocar neumonías.
El inicio de la ERB puede comenzar con un aumento de la temperatura rectal solamente. Es por eso que se recomienda a los propietarios comprobar la temperatura rectal en los diferentes lotes de animales. Después
aparecen otros síntomas, como tos, descarga nasal, disnea, etc. La ERB puede clasificarse en 4 grados clínicos, del 1 al 4, según la gravedad de la enfermedad. El grado I no necesita un tratamiento, al igual que el grado IV, que es tan grave que el animal probablemente muera en pocos días. Existen otras puntuaciones
que también tienen en cuenta otros síntomas, como tos, temperatura rectal, descarga nasal, etc. El grado o puntuación de la enfermedad es importante para establecer un tratamiento, un pronóstico o un examen comlementario. La medición del L-Lactato en sangre (con un espectrofotómetro portátil, por ejemplo, Accutrend-Plus, Cobas, ~150€ y ~3€/test) permite determinar en el campo el grado de ERB, así como su pronóstico. Un valor de L-Lactato ≥ 4 mmol/l en terneros con ERB (hasta 13 meses) se relaciona con ERB de grado IV y un mal pronóstico (muerte en un plazo de 3 días) con un 95% de sensibilidad y un 80% de especificidad (Coghe et al., 2000). Otro estudio muestra que L-Lactato > 3,7 mmol/l está asociado con un
riesgo de muerte 44 veces mayor en terneros con ERB, en comparación con los terneros con un L-Lactato <1,3 mmol/l (Buczinski et al., 2014).
La ERB es claramente una enfermedad multifactorial. Su manejo debe incluir la resistencia del animal (genética, nutrición, vacunación), el ambiente (ventilación, higiene) y la identificación de los agentes infecciosos. Este artículo se centra en el último tema.
Identificación del agente
La identificación del agente tiene 4 ventajas: establecer un diagnóstico y un pronóstico, adaptar el tratamiento y proporcionar una vacunación para evitar problemas. En primer lugar, debe realizarse un historial completo de la granja, incluyendo la estación, la edad y el origen del ganado infectado, los tratamientos o profilaxis anteriores y los resultados previos en la granja (serologías, necropsias, bacteriología y otros ensayos). Es fundamental realizar nuevos análisis en la granja porque la epidemiología
de la ERB puede variar en función del año, la estación y la granja. Hay varias maneras disponibles de manejar la identificación de los patógenos de la ERB (tabla 1).